Esta capilla-panteón se ubica en la finca de La Casona y pertenece a la misma familia.

Este curioso mausoleo, de estilo modernista, fue mandado construir por Encarnación Valdés, segunda esposa de Gabino Álvarez, al fallecer éste y al parecer bajo su propio deseo. Doña Encarnación encargó esta obra al arquitecto Emilio Fernández Peña, amigo y colaborador de García Nava, al que se le atribuye La Casona. Doña Encarnación tuvo que conseguir un permiso especial de la Iglesia para poder enterrar a su marido fuera del campo santo, lo que consiguió al parecer como reconocimiento a sus grandes colaboraciones con obras de caridad.

Tiene planta en forma de trébol de cuatro pétalos, una llamativa cúpula azul, vidrieras en arcos ojivales, pináculos y unas bellas esculturas de ángeles. Al parecer tanto los azulejos como las vidrieras fueron encargados a los maestros vidrieros franceses Maumejean, de gran prestigio internacional. En la planta baja está la capilla y en el sótano los enterramientos.